Quién diría que el 2020 nos depararía una pandemia, mejor dicho, una maldita pandemia mundial, donde nuestras necesidades básicas se ven vetadas y se convierten en deseos, donde el simple hecho de salir a la calle o un abrazo, empezamos a valorarlo, cosa que nunca habíamos hecho. Por no hablar de las desigualdades, las cuales siempre han existido, acentuadas con el Covid-19, sin olvidarnos de las nuevas que han aparecido.
Como sociedad, hemos sido capaces de crecer, pero no de repartir el crecimiento, es aquí cuando la educación toma un papel importante, todo individuo debería tener derecho a una educación. Cuando digo educación, no me refiero a matemáticas y conocimiento del medio, me refiero a aprender el respeto, la tolerancia, el ayudar. Con ella, las personas se desarrollan para formar parte de la sociedad y sentirse realizados y por desgracia, durante esta pandemia hemos visto cómo millones de niños no eran capaces de seguir las clases por no disponer de los medios necesarios o cómo muchos otros abandonan el colegio antes de tiempo. “Niña educada, niña con oportunidades; niña sin educación, niña perdida”, y el Covid-19 ha hecho que se acentúe esta brecha, lo que es preocupante. No podemos dejar a ninguno por el camino, piensen como sería una sociedad con gente que no ha recibido educación.
Otra de las desigualdades es el de la mujer en el trabajo. Felicito a las personas y empresas que se vuelcan en dar una mayor visibilidad e igualdad de oportunidades a las mujeres, pero todavía queda un largo camino por recorrer para que se normalice y no se tenga que dar importancia por ser una desigualdad. Se siguen conociendo casos en los que la mujer no es ascendida por ser mujer, mujeres que renuncian a ser madres porque les podría afectar en su vida laboral, mujeres que cobran menos que un hombre estando el mismo puesto. ¿Qué opinarían los hombres si fuesen tan señalados como lo son las mujeres? Si todos tuviésemos una educación en la igualdad, cualquier persona entendería que un hombre es igual de válido que una mujer y viceversa; quitemos esa barrera de género y centrémonos en la persona y el valor que puede aportar.
Y, ¿qué me decís del papel de la mujer en carreras tecnológicas? Se hace un gran trabajo para animar a las niñas a estudiar este tipo de carreras sin importar lo que diga la sociedad. «Son carreras de chico» es lo que se suele decir. Está demostrado que las mujeres son muy trabajadoras, que aportan puntos de vista diferentes que son muy positivos para la diversidad en las empresas y clases, pero todavía, aunque menos, tenemos que soportar frases como, “cómo una chica como tú es ingeniera mecánica”. ¿Cómo debo de tomarme esto?
Qué decir de la brecha económica, la cual siempre ha existido, pero que, a día de hoy, es mucho más acentuada. En España 10 millones de personas viven con 16-24 euros al día, por decirlo más claro, viven en pobreza extrema. ¿Nos vamos a quedar de brazos cruzados? Los gobiernos y empresas se quejan de que muchos ciudadanos españoles se marchan al extranjero a vivir. Cuidemos el talento que tenemos aquí y nuestra sociedad, demos oportunidades, utilicemos el poder en beneficio de la sociedad y no en crear más desigualdad. Debido a esta pandemia, estamos viendo como gran parte de la clase media va desapareciendo y pasa a formar parte del grupo riesgo de pobreza.
Debido al Covid-19, las desigualdades se han acentuado más en todos los ámbitos, lo que hace que las diferencias en la sociedad sean más grandes. Gran parte de ella ha cogido el lema de “sálvese quien pueda”, sin importarle el precio y la gente que se queda por el camino. Deberíamos actuar más como sociedad en conjunto y utilizar la educación en beneficio de todos. Agradecer a las personas que toda esta situación les ha hecho pararse y ser un poco más humano, y al que no, animarle a que pruebe, nunca es tarde y todos tenemos algo que aportar.